Es una gran verdad. Cuesta aceptar esa realidad. La vida está llena de sorpresas y la muerte, acecha permanentemente, golpeando duro, donde mas duele.

Sabemos cuándo venimos, nunca sabemos cuándo nos vamos, pero nos resistimos a ese momento y si podemos la peleamos. Pero cuando nos sorprende y nos agarra mal parados, seguramente se adueña de la situación.

La primera reacción ante la noticia es el “ No puede ser. Estas seguro? “ Y de ahí en mas, desde lo más profundo nos nace en el interior, una especie de bronca incontrolable y mil preguntas a la vez. ¿Por qué? Y los que somos cristianos, no podemos relegar esa condición y terminamos aceptando, algo que a todas luces parece inaceptable.

Esa sensación, la sentimos el fin de semana, cuando un amigo nos llama y nos dice “sabías que falleció el Semilla”. Así de simple, con pocas palabras una noticia que no esperábamos recibir. Algo así como un balde de agua fría. Se nos fue un gran amigo, Raulito Goncalvez, el popular «Semilla». Bonachón, solidario, trabajador, buena gente. Integrante de una familia salteña que supo honrar a sus mayores con el sello de la honestidad, la entrega, el respeto.

Chechin y su esposa, le marcaron el camino en la vida donde debían transitar. Y lo adoptaron, transitaron por él, y continuaron por esa senda. La vida les devolvió generosamente haber conformado una gran familia. Hoy nos duele profundamente escribir estas líneas.

Perdimos un gran amigo. En estos difíciles momentos de dolor, un abrazo apretado a toda la familia. Quédate tranquilo Semilla, que no te vamos a olvidar.

Por. Claudino y Flia.

Expo Chiflero. Octubre 2020