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28 de junio de 2017Durante dos días consecutivos técnicos y emprendedores de turismo rural de las localidades de Villaguay, Santa Anita, Colón, Villa Elisa, Concepción del Uruguay y Primero de Mayo, realizaron un recorrido turístico rural por Villa del Rosario y Chajarí, organizado por grupos Cambio Rural de la zona, acompañados por INTA y los municipios locales.
Una de las estrategias dadas al interior de la red de productores y emprendedores que integran la Ruta de Turismo Rural del Corredor del Uruguay, es la generación de espacios de formación y aprendizaje para el desarrollo de las familias rurales que integraron propuestas de turismo rural a sus unidades productivas. En este caso, se realizó a través de un intercambio, en el que productores, técnicos y emprendedores de turismo rural de la zona centro del Corredor visitaron las alternativas que ofrecen sus pares del noreste entrerriano.
Los grupos Cambio Rural “Agrocitrícola Aromas de Azahares” de Villa del Rosario y “Aromas de Campo” de Chajarí, acompañados por sus Municipios y la Agencia de Extensión del INTA Chajarí fueron los responsables de pensar un recorrido que permita dar a conocer las propuestas de turismo rural en vinculación con la potencialidad turística de la zona, sus actividades productivas, su cultura rural y el quehacer de la gente de campo.
Es así como esta red comparte los roles de anfitriones y turistas, intentando ponerse en el lugar del otro, aprendiendo, descubriendo, compartiendo opiniones y construyendo una forma de hacer turismo que acerque de manera genuina al trabajo y la cultura rural.
Descubriendo el pueblo de las mandarinas
El primer día del recorrido, el contingente recorrió Villa del Rosario. Allí el grupo visitó el museo histórico en el que funcionaba el “Molino Harinero” de Polo Olivetti durante 1945 -2003. Hoy funciona además la Secretaría de Turismo. Luego de la charla, que refirió a los elementos, instrumentos e historias del pasado, degustaron polenta con salame, especialidad del lugar. Posteriormente llegaron hasta la plaza principal donde se encuentran las obras artísticas de un escultor local: árboles de casuarinas tallados con distintos motivos; visitaron la iglesia, el museo Ramón Pozzi, la biblioteca, un local comercial donde probaron dulces y cascaritas de naranja y finalmente pasaron por la escultura del pueblo “igual al abuelo” que representa a una familia cosechando cítricos. Luego de un almuerzo en el comedor “El Rancho” el grupo se acercó a un vivero de plantas cítricas en el que su dueño comentó el sistema de vivero bajo cubierta, con plantas certificadas, requerimiento para la prevención de la enfermedad de los cítricos HLB.
La siguiente parada fue en el local “Las Azaleas” donde una familia de productores apícolas dieron a conocer su actividad y ofrecieron una merienda con los productos que ellos elaboran, como budines, mermeladas, miel, dulce en barra, salame, etc. y un exquisito de jugo de naranjas y mandarinas exprimido en el momento por “Delfor”, un productor local que busca concientizar y promover el consumo de jugos naturales de frutos de la zona.
Chajarí y su gente, con encanto propio
Luego de descubrir el potencial del pueblo de las mandarinas y la calidez de su gente, se partió hacia la ciudad de Chajarí, ubicada a unos pocos kilómetros de allí. En Chajaí se recorrió una fábrica de salames, típicos de la localidad, y compartió una picada con la familia Stivanello, sueños del Almacén de Campo “El Bodegón”, en el Paraje las 14, frente a las termas Chajarí. Este almacén continúa funcionando como tal para las familias de la colonia pero además ofrece a los turistas picadas de campo, y productos regionales.
A la tardecita, los participantes de la visita compartieron un espacio de taller en las Cabañas “La Soñada” en el que el eje estuvo puesto en analizar la situación actual de la oferta de turismo rural en cada zona, las debilidades, fortalezas y se debatieron futuras acciones en el marco del proyecto.
Para el segundo día se preparó una visita a las cabañas La Soñada, en las que Hernán y Carina, relataron a los visitantes su historia de más de una década de trabajo y cómo a partir del grupo Cambio Rural comenzaron a articular y relacionarse con vecinos del lugar. Luego se visitó La Huerta, un complejo de cabañas de madera construidas en el predio de una familia hortícola tradicional de la zona. La familia Percara no sólo ofrece la posibilidad de descansar en el medio del campo sino también poder cosechar las verduras en la huerta y lotes de naranjas y mandarinas.
La actividad finalizó con la visita a “Andares”, un centro de rehabilitación con equinoterapia llevado a adelante por Andrea y un grupo de profesionales que apuesta por una forma diferente de colaborar a la mejora de la calidad de vida de personas con problemas de discapacidad. En Andares también se realizan prácticas de Kinesiología, Musicoterapia, Psicología, Psicomotricidad y Terapia Ocupacional. Y han decidido además mostrar a los turistas cómo se trabaja con los caballos, ofreciendo sesiones de equinoterapia particulares y realizando visitas guiadas y recibiendo colegios primarios y secundarios durante todo el año.
Una de los aspectos positivos más tangibles del turismo rural desarrollado por familias rurales y otros actores de las comunidades, en forma asociativa, es la posibilidad de tender puentes y fortalecer vínculos con otros pares, además del enriquecimiento personal dado por la apertura a conocer nuevas personas y nuevas culturas. Esto se suma a los beneficios económicos complementarios que aporta a cada familia que apuesta a la diversificación de sus actividades incorporando el turismo a sus predios, y vida.