La expectativa para la economía brasileña es de un cauto optimismo en 2018 tras tres años de recesión, con una recuperación de los principales datos macroeconómicos, entre ellos: 1) proyección de aumento de 2% del PIB; 2) baja de la inflación; 3) una leve recuperación del empleo y 4) una baja de la deuda de los consumidores. Además, los bajos costos de la alimentación animal debido a las expectativas de cosechas récord tanto de maíz como de soja en 2017/18 harán que los márgenes de los productores sean consistentes, más allá de la preocupación que en la industria frigorífica genera la valorización del real.
La oficina del USDA prevé un aumento de la producción de carne vacuna en 2018 de 2,5% a 9,7 millones de toneladas equivalente carcasa.
El consumo doméstico de carne vacuna se prevé que se recupere el año próximo en 2% a casi 7,9 millones de toneladas carcasa. La mayoría de los analistas supone que la baja en la tasa de inflación está haciendo recuperar los ingresos, lo que alimentará el crecimiento vía recuperación del consumo. El sector de proteína animal seguramente se beneficiará de esta tendencia luego de tres años de recesión y alta tasa de desempleo.
Las exportaciones de carne vacuna en 2018 se proyectan que crecerán 6% a 1,9 millones de toneladas carcasa, de la mano de una mayor demanda de Asia, fundamentalmente de China.