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VISIONES E INCERTIDUMBRES SOBRE LA ECONOMÍA
Por Nicolás Lussich
nicolas.lussich@gmail.com
La economía uruguaya mejoró su desempeño en los últimos semestres, alcanzando un crecimiento moderado del PBI, en el entorno de 3% anual. Sin embargo, este resultado esconde notorias fragilidades: el empleo ha caído y si bien está cerca de los promedios históricos es dudosa una recuperación contundente; además, la inversión sigue mostrando un descenso y es otro de los asuntos que preocupan.
Además, hay que considerar que este desempeño de la economía con un PBI que crece moderadamente se fundamenta también en un escenario de expansión fiscal (déficit de 3,5% del PBI) que estimula la actividad por el lado del consumo, pero que no es deseable porque expone al país a riesgos financieros excesivos, al subir el endeudamiento.
Es preocupante, también, que el ajuste-fiscal aprobado en 2016 y aplicado en 2017 no lograra reducir el déficit de las cuentas estatales. Todo indica que – si no se aborda una reducción significativa de los gastos – seguiremos con déficit fiscal alto, al menos por este período de gobierno. Los problemas los tendrá el que viene. En este contexto persiste la discusión sobre la competitividad de la economía y su grado de encarecimiento relativo, que podría dificultar las cosas más temprano que tarde.
El presidente del Banco Central, Mario Bergara, ha señalado que el país no tiene un problema de competitividad, dado que las exportaciones suben y la cuenta corriente arroja un superávit significativo (más de 2% del PBI). Sí reconoció que puede haber problemas de rentabilidad en sectores que venden al exterior -bá- sicamente en dólares- pero deben afrontar costos internos rígidos, nominados en pesos.
Para Bergara, la baja cotización del dólar a nivel local responde a una tendencia global que también se da en otros países, y no a la política monetaria del Central, a la que calificó como flexible pero restrictiva, apuntando a seguir reduciendo la inflación.
Sin embargo, los síntomas positivos pueden ser equívocos. Es cierto que la cuenta corriente es notoriamente favorable y que las exportaciones suben, pero esto puede ser circunstancial: el desempeño exportador está impulsado por una mejora particular en el precio de la celulosa, y por una faena y exportación de carne excepcional.
Todo eso es bienvenido y tiene impacto económico a varios niveles, pero puede variar de un año a otro. Además, la cuenta corriente también mejoró porque las importaciones cayeron, particularmente las de bienes de capital, por la caída en la inversión. Es una forma no muy virtuosa de mejorar la cuenta corriente.
También ha mejorado la exportación de servicios turísticos, por la buena relación de precios con Ar entina en las últimas dos temporadas pero se enciende una luz amarilla:-en Argentina se registró una suba fuerte del dólar, que ha emparejado la evolución del billete verde con los precios internos.
Dicho de otra forma, Argentina no ha tenido inflación en dólares en el último año, como la tuvo Uruguay; de tal modo que en las últimas semanas el Tipo de Cambio Real bilateral con Argentina cayó en torno a 7% anual. Esto puede resentir el ingreso por turismo de aquí en adelante (algo ya se vislumbró durante la última temporada, con un gasto por turista que bajó respecto al año anterior).
Por si esto fuera poco, la sequía le ha causado un duro perjuicio a la soja y la cosecha será notoriamente inferior a la pasada. El impacto se irá registrando en los próximos meses en la cuenta, exportadora, de modo que los auspiciosos datos con los que arrancó 2018 difícilmente se sostendrán cuando cierre. Es cierto que el clima también es circunstancial y puede mejorar el año próximo, pero lo que no pasará rápidamente es el impacto en la economía y las finanzas de las empresas agrícolas y de otros sectores.
Así, lo del título: la economía aparenta marchar relativamente bien, pero cabe preguntarse si no vamos por mal camino, con actividad excesivamente volcada al consumo y dificultades para recuperar los niveles de inversión, con problemas de competitividad que -si bien no se expresan claramente- pueden ser graves.
En los próximos meses el escenario externo puede ayudar: EEUU, Europa, China y la región han sostenido o incluso aumentado sus tasas de crecimiento, lo cual es positivo para la economía uruguaya. Pero la capacidad del país de aprovechar eso es acotada, en la medida que no hemos avanzado sustancialmente en inserción internacional por otra parte, los vaivenes de la administración Trump, con su reciente vuelco proteccionista, agregan otro factor de preocupación.
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