Chicago: lleva y trae
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28 de junio de 2017El año 2016 fue el primero tras casi cuatro décadas en el que no se detectó la aparición de ningún caso de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) o mal de las vacas locas, en el rodeo vacuno del Reino Unido, donde se conocieron los primeros casos.
En la década de 1990 y la primera del siglo XXI, esta enfermedad y su relación con la que se da en humanos, el mal de Creutzfeld-Jacobs, fue una de las principales fuerzas que movieron al mercado de la carne vacuna, con pérdidas multimillonarias en los países donde se descubrieron brotes. Solo en Estados Unidos se estima que los dos casos de vaca loca significaron pérdidas del orden de los US$ 11 mil millones.
La abrupta caída en los casos de este mal es una gran victoria de la ciencia, la cual en no tantos años determinó qué era el causante de la enfermedad —ser alimentados con harinas animales contaminadas— lo que permitió pasar de miles de casos anuales o prácticamente ninguno.
De a poco, el Reino Unido tomará el camino que le permitirá pasar, de acuerdo a los estándares de la Organización Mundial de la Salud Animal (OIE), de riesgo “controlado” a riesgo “despreciable” para el mal de la vaca loca, el cual ya ostentan Irlanda del Norte y Escocia.
Desde un punto de vista global, el que este mal quede atrás significará un gran paso adelante de la carne vacuna respecto a las demás.
Tardáguila Agromercados.