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La “bichera” es una parasitosis causada por las larvas de la mosca Cochliomyia hominivorax, llamado también gusano barrenador del ganado, el que parasita principalmente heridas y zonas húmedas de animales de sangre caliente, como son vacunos, ovinos, caballos, entre ortos, así como al hombre.
Esta enfermedad produce importantes pérdidas económicas directas, las que se calculan en más de 40.000.000 de dólares por año, teniendo en cuenta el uso de productos, mano de obra, pérdidas productivas y muerte de animales, entre otros.
Cuando las condiciones ambientales son favorables, esto es más de 22 ºC y humedad relativa alta, su ciclo puede completarse en tan solo 21 días, por lo que en verano puede haber más de tres generaciones. Luego que la mosca hembra es fertilizada, deposita hasta 400 huevos en una herida fresca de cualquier animal de sangre caliente. Antes de las 24 horas de puestos los huevos, nace la larva que se introduce en la herida. Allí es donde se desarrollará durante aproximadamente una semana, para alcanzar el estado larvario maduro y caer al suelo. Enterrada varios centímetros bajo el suelo, estado de pupa es de duración variable según las condiciones ambientales. Luego emergen las moscas adultas, que se dispersaran.
Hay causas que predisponen a los animales a esta parasitosis, como son las heridas en los animales originadas por el manejo durante los trabajos en bretes, desde heridas pequeñas como las de las agujas en vacunaciones hasta las provocadas por golpes, instalaciones defectuosas, incluso mordeduras de perros. También en la época de parición aumenta su incidencia, encontrándose principalmente en los ombligos de terneros, heridas del parto o simplemente en lugares con corrimientos sanguinolentos. Intervenciones en los animales como caravaneos, descornes, castraciones, zonas de marcación, sin las precauciones adecuadas, pueden ser predisponentes lugares ideales para la bichera.
Los tratamientos utilizados para combatir estos parásitos se basan en la aplicación de insecticidas de acción preventiva o curativa. Los productos que se utilizan a nivel local sobre la herida, se presentan en diversas formas como: spray, pastas, líquidos y polvos. Sus principios activos son fosforados, cipermetrinas, fipronil y combinaciones de estos. Mediante la acción de estos productos se busca matar las larvas y que la herida cierre y cicatrice. Se debe elegir adecuadamente el producto teniendo en cuenta su principio como en su presentación, para evitar efectos secundarios en los animales.
También se pueden utilizar medicamentos inyectables, en base a lactonas macrocíclicas como la doramectina, con una acción más lenta pero con mayor poder residual, lo que colabora en evitar que el animal sea parasitado nuevamente por otras moscas. Estos productos se pueden asociar en el tratamiento y control, con los otros de aplicación local.
Es frecuente que se necesiten varias curaciones hasta estar seguros de que el animal está sano, de manera de evitar recidivas (recaídas) que pueden complicar su salud, incluso dependiendo de la gravedad, provocar la muerte, no solo por la parasitosis sino también por enfermedades secundarias agregadas como infecciones bacterianas.
Al aplicar un específico de uso veterinario, se debe verificar su tiempo de espera, evitando el consumo de leche o carne de animales tratados antes del período estipulado, para lo cual es importante leer las indicaciones de uso.