Puesta a punto…

“La idea era compartir la información sobre la difusión y elaboración de los proyectos. A medida que vamos avanzando en la fase II del proyecto en los departamentos de Durazno, Treinta y Tres, Cerro Largo y Tacuarembó, nos vamos encontrando con diferentes situaciones en territorio que van generando a los compañeros de los equipos técnicos, diferentes interrogantes para poder avanzar en la ejecución del proyecto. Son territorios con mucha más distancia, con poblaciones más aisladas y con problemáticas un poco diferentes quizás a lo que es la zona sur o la fase I del proyecto. Estamos en este momento trabajando en talleres de cómo elaborar los proyectos, los objetivos, toda la parte específica del proyecto. También evaluando con nuestros compañeros que esta es una herramienta más de la DGDR que llega con un formato diferente al que venimos trabajando hace tiempo. Pero tampoco es el 100% de la soluciones de la problemática que nos vayamos a encontrar”, señaló Zorrilla.

La metodología del proyecto es diferente a la de otras políticas que se implementan desde la DGDR, lo que genera experiencia y aprendizajes a todo el equipo técnico. En esta oportunidad, los compañeros con más experiencia en el proyecto trabajaron mezclados en grupo con los que recién comienzan, para intercambiar experiencias e información. El proyecto es único y, por lo tanto, todos deben tener la misma línea de coherencia de acción y de ejecución. En una segunda parte de la jornada se realizó una planificación estratégica. Hay alguna idea de los compañeros con más experiencia de apoyar sobre todo en la difusión en las Mesas de Desarrollo Rural, si bien ya se ha hecho en una etapa inicial,  mejorar la información.

En esta segunda fase del proyecto se presentaron unas 15 propuestas. Éstas se elaboran en territorio, después vienen para una etapa de evaluación del equipo técnico central y se hacen una serie de intercambios de información para pulir algún detalle y evacuar dudas. “Por ejemplo, a veces algún compañero visualiza una problemática y no puede definir si es productiva o social. Este punto es importante de destacar, la parte social fortalece las comunidades, la parte productiva puede ser también dentro de la comunidad, pero también es para grupos de productores o pobladores rurales dispersos y núcleos poblados”, comenta Zorrilla.

Ya hay proyectos en Durazno y en Cerro Largo que han avanzado en la etapa de evaluación del equipo técnico central y ahora sigue la etapa de recabar toda la información de los productores beneficiarios. En esa etapa se generan a veces dificultades porque como son pobladores que están más dispersos, es más difícil llegar a ellos. Se está trabajando con las familias. Después sigue la etapa formal de firma de los contratos, entre el MGAP/DGDR y las organizaciones o grupos de productores, siguiendo con los desembolsos de los apoyos y la ejecución de los proyectos.

De la fase I hay grupos que ya recibieron el desembolso de dineros, con algunos proyectos ya más avanzados. El cronograma que se extiende hasta 2018, para la ejecución de los proyectos aprobados, tiene una etapa de recepción hasta setiembre de este año. Zorrilla comenta al respecto, que “a veces hay que acelerar los procesos, las actividades, el intercambio de información con los productores, porque todo lleva un proceso que no es de un día para el otro” y hay que ajustarse a ese cronograma. Destaca que muchos de estos productores no están acostumbrados a trabajar en grupo o a que la institucionalidad pública los aborde con sus políticas. Para ello hay que hacer todo un trabajo de acercamiento, de intercambio y de confianza, para que entiendan que este proyecto es serio y se va a ejecutar realmente, pero dándoles la información precisa, sin generar falsas expectativas.

El aporte de los actores y espacios vinculados

Para este abordaje de la institucionalidad pública, se coordina con otras dependencias públicas: el Instituto de Colonización, el MIDES a través de su programa de ruralidad, MEVIR, Primaria, también porque muchas veces el lugar desde donde se convoca a la comunidad es desde la escuela rural, que es el único contacto de la gente de la zona con la institucionalidad, y la maestra es el referente local.

Un punto fuerte a destacar es el papel importante que cumplen las Mesas de Desarrollo Rural (MDR) ya que los proyectos deben lograr el aval de la MDR de la zona de influencia.  Se genera el acercamiento de muchos productores que nunca antes han participado y que forman nuevos vínculos con otros productores que no siempre son de la misma escala, y con las instituciones que en ese ámbito participan e intercambian información. “Se va generando un diálogo y a su vez va creciendo la mesa también”,  agrega Zorrilla.

Más inclusión (Proyecto Piloto de Inclusión Rural – MGAP/DGDR- FIDA busca apoyar la estrategia del gobierno para erradicar la pobreza del medio rural en un área geográfica representativa y al mismo tiempo sentar las bases para un programa nacional.

El proyecto se complementa en el eje de la Ruta 7, en el área de cobertura de ocho Mesas de Desarrollo Rural: Canelones Noreste y Santoral, Caraguatá, Florida, Lavalleja, Ruta 7 Norte, Ruta 7 Sur, Sarandí del Yí y Treinta y Tres (ver mapa).

El área se seleccionó de acuerdo a la presencia de productores familiares y asalariados rurales, cadenas de valor, sistemas productivos, fragilidad organizativa de la población objetivo, pobreza rural, sistemas productivos representativos de casi todo el país.

Para ampliar información visitar la web DGDR:

http://www.mgap.gub.uy/unidad-ejecutora/direccion-general-de-desarrollo-rural/institucional/llamados/vigentes/inclusion-rural