En 2019, China justificó el 60% del valor de las colocaciones de carne vacuna de Uruguay, pese a tener acceso a todos los mercados de alto valor del mundo. El Ing. Agr. Lautaro Pérez Rocha, Gerente de Marketing del Instituto Nacional de Carnes (INAC), analizó el porqué de esa opción, las diferencias y semejanzas con la ganadería argentina, y cómo impactó la crisis china en un país que vende al exterior el 75% de la producción.
«China se fue afirmando como nuestro principal cliente en los últimos años. Primero, por una cuestión de precios, que eran muy superiores a los de otros mercados. Además, compraba todos los cortes, con y sin hueso, y la valorización que le daba al animal era tremenda, lo que explica en parte que el novillo uruguayo haya alcanzado la cotización más alta del mundo. Pasó a ser la mejor opción», dijo a Valor Carne Pérez Rocha, aclarando que el mayor impacto del gigante asiático tiene que ver con el volumen que compra con aranceles relativamente bajos.
«Colocar cortes finos dentro de las cuotas, es sencillo; el problema es cuando éstas se acaban. Ahí, es cuando China muestra su fortaleza ya que permite aumentar los embarques sin márgenes decrecientes. Al no tener cuotas, el arancel es siempre el mismo y todos los negocios contribuyen de igual manera. En otros mercados, el kilo extra cuota aporta significativamente menos a la integración del animal», aseveró, refiriéndose a una realidad que también se da en la Argentina.
De cualquier manera, en 2019, Uruguay cumplió con la cuota de los Estados Unidos y vendió además por fuera de la misma. «Pero hubo momentos en que los precios de China superaban a los que había dentro de la cuota. Entonces, se la dejaba para negocios especiales en los que, con el premio que se obtenía, la operación se hacía viable. El excedente debe pagar el 26,4% de arancel y muchas veces no había manera de absorberlo. Finalmente, la mercadería se redireccionaba a China que tiene el 12%», detalló.
Uruguay y la Argentina
El precio del novillo en Uruguay fue históricamente más bajo que en la Argentina, aunque en los últimos años lo superó ampliamente por la alta inserción del país en los mercados internacionales. Pero esto implicó también una mayor exposición a China, por lejos primer importador mundial.
«Cuando explotó la demanda china, rápidamente se reflejó hacia adentro. Casi la totalidad de las plantas exportadoras están habilitadas para ese destino desde hace varios años, esa es una enorme diferencia con los países vecinos. Entonces, había una gran presión para toda la ganadería. Encima, la oferta de hacienda para faena cayó por las altas tasas de extracción, que todavía no fueron acompañadas por una respuesta fuerte desde la producción, e incluso influyó la exportación de animales en pie», sostuvo.
Así las cosas, en octubre y noviembre del año pasado, el precio del novillo en Uruguay estuvo 70% encima de la Argentina y la vaca gorda de invernada, con una carcasa de unos 235 kg, llegó a valer el doble. «Es otro tipo de vaca, que se empezó a desarrollar con el ingreso a los Estados Unidos hace 15/20 años y, hoy, hay un gran expertise del ganadero para hacerla y de la industria para colocarla en China y en el mercado estadounidense», contó.
Siguiendo con la comparación entre las dos orillas rioplatenses, Pérez Rocha se refirió a los resultados del negocio. «Con los altos precios de la hacienda, los márgenes ganaderos crecieron, pero no en la misma proporción ya que los costos en Uruguay son distintos. Es un país caro», señaló.
Al compás del mundo
«La crisis china es un traspié importante no sólo para la ganadería sino para las cuentas nacionales porque otra particularidad de Uruguay es que el 20% de la exportación de bienes es carne vacuna», argumentó.
¿La reacción del sector? «Para los frigoríficos el impacto fue muy fuerte, con pérdidas económicas y enorme estrés financiero. La primera medida fue reducir la actividad; de hecho, la faena cayó 29% interanual y el valor de las exportaciones, el 24%. Esto puede seguir un tiempo más considerando que, al problema comercial de fines de 2019, se sumó el coronavirus. Estamos arrancando el año con el viento en contra», indicó el Gerente, señalando que el crecimiento del PBI de China en el primer trimestre podría contraerse del 6 al 2%.
¿Redireccionar ventas? «Los mercados de carne vacuna son como vasos comunicantes. El año pasado, el precio de importación de los Estados Unidos acompañó al de China, tuvo el mismo pico en noviembre. Luego, con la crisis, cayó en todos lados. Hoy, el valor al que Uruguay puede colocar sus productos es menor y encima estamos en una situación distinta a la de los competidores de la región por el costo de la hacienda para la industria», planteó.
Por lo pronto, Uruguay está redireccionando mercadería a Canadá, dentro de la cuota de 11.800 toneladas disponible para todos los países. Después, irá cumpliendo la cuota de los Estados Unidos y ya retomó algunos negocios en Israel y en Europa que habían sido desatendidos por la fortaleza de China. «Pero todas esas opciones son limitadas, implican volúmenes reducidos», advirtió.
¿El precio de la hacienda? «El novillo había llegado a USD 4,20/4,30 y, ahora, cotiza a USD 3,50/3,60. O sea que bajó desde niveles récord, pero en términos históricos sigue siendo muy bueno. Además, aún con la crisis, los precios de la recría continúan altos, lo cual habla de las expectativas favorables de los ganaderos», reveló.
Según el Gerente, las actuales cotizaciones tampoco permiten hacer demasiados negocios por fuera de las cuotas. «Es esperable que en Uruguay, por lo menos en marzo y abril, la actividad siga reducida y muy condicionada al nivel de compras de China. Estamos convencidos de que la situación se normalizará pero no sabemos cuándo. La cuarentena del coronavirus es la más grande de la historia, ya impactó en otros mercados y todavía está lejos de terminar «, subrayó.
A largo plazo
Pérez Rocha piensa que, pasada esta coyuntura, las oportunidades para la carne vacuna uruguaya siguen siendo enormes. «Para nosotros la clave está en Asia, luego en los Estados Unidos y bastante más lejos vemos a Europa, que en 2019 representó solo el 3,7% del volumen de la demanda global», afirmó. Y detalló que «en el continente asiático no se puede mirar solo a China, sino que hay que estar atentos a Japón y Corea que importan el 50/60% de lo que consumen. Y países como Filipinas, Malasia e Indonesia también dependen de las compras externas para abastecer las necesidades crecientes de su población».
Sin embargo, prosiguió, cuando aparece una crisis como la de China, es hora de repensar cómo afrontar el escenario mundial. «No nos gusta pagar altos aranceles en el mercado japonés, que importa por un valor equivalente al crecimiento chino del último año, o sea unos USD 3.400 millones. Mucho más, ahora, que Japón cerró un acuerdo con los Estados Unidos, con el cual el 99,5% de lo que compra está dentro del libre comercio. Es decir que el arancel bajará del 38% al 9% en 2033 y, hoy, está en la escalera descendente. Los únicos proveedores que no tenemos esos acuerdos somos Uruguay y la Patagonia argentina. Necesitamos cambiar la visión y mirar a largo plazo», finalizó.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne.