Por Martin Ferreira Pinto

La pista número 2 del ruedo central de la Exposición Rural de Palermo volvió a vibrar con la apasionante jura de la raza Angus, la más convocante y competitiva de la muestra. Y en este 2025, la historia se volvió a escribir con letras mayúsculas: una vaca se consagró Gran Campeona Hembra por segundo año consecutivo, un logro tan excepcional como emotivo.

El jurado Julio Fernández, debutante en Palermo, fue el encargado de tomar una de las decisiones más esperadas del certamen. “Hoy, con todas las hembras grandes y la final, la verdad que lo disfrutamos mucho. Muy feliz de haber podido jurar en Palermo”, expresó visiblemente emocionado.

La gran campeona es copropiedad de la cabaña Don Abraham, Juan Jorge García y Campos de Torres, de Miguel Riglos. El animal, de 778 kilos, se destaca por su genética, lo que la convierte en una leyenda es su doble título en Palermo: ya había sido Gran Campeona Hembra en 2024. Una “bi gran campeona” que ratifica su calidad excepcional.

Julio Fernández explicó que no conocía los antecedentes del animal al momento del juzgamiento: “Me dijeron después que fue bicampeona. No sabía de quién era. Pero cuando entró, se notaba que era una vaca imponente. Tiene tres años y medio, va por su segunda cría, es muy funcional, con mucha calidad racial, muy equilibrada. La verdad que es una vaca muy completa”.

En cuanto al proceso general de evaluación, Fernández destacó el criterio de consistencia que aplicó desde el arranque: “Cuando uno empieza con las terneras, hay mucha cantidad, pero hay que marcar una línea clara de biotipo, que se mantenga hasta el final. Ese fue nuestro desafío”. Además, remarcó el valor de los EPD’s como herramienta de respaldo en las decisiones más ajustadas: “Juro fenotipo, pero los datos también se utilizan. En animales jóvenes, analizamos peso al nacer y al destete, y hoy en las hembras miramos mucho la habilidad materna y la producción de leche”.

El desplazamiento y la funcionalidad fueron clave para definir la campeona: “Más allá del tamaño del animal, que realmente era importante, el desplazamiento en esta pista de arena fue impecable. Yo observo mucho los temas de aplomos, y no tengo inconveniente en relegar a animales buenos si tienen defectos ahí. Esta vaca no tuvo ningún problema”.

Del lado de los protagonistas, Juan Jorge García de cabaña Don Abraham, no ocultó su emoción: “Es muy difícil el campo de las vacas. Llevar una vaca al campo, que vuelva a preñarse, que llegue sana de estructura y que se mantenga en ese nivel… es muy difícil. Este es un animal pesado, más si está preñado y por volver a parir. Es una satisfacción enorme, sobre todo por Emiliano, nuestro cabañero, que está todos los días, atrás de las vacas”.

García explicó que más que “elegir” un animal, en Don Abraham se confía en las líneas maternas: “Criamos la bisabuela, la abuela y la madre. Ninguna fue a exposiciones, pero sabíamos que nos iban a dar algo. Pasaron 22 años para que este producto esté acá”.

Sobre el destino de la campeona, recordó que fue vendida el año pasado en Palermo a Campos de Torres. Desde entonces se utiliza como donante, con hijos nacidos y embriones producidos por fertilización in vitro. “Está preñada y en plena producción, pero es una joya genética y no se la trabaja todos los días”, subrayó.

El Reservado Gran Campeón Hembra fue para una vaquillona mayor negra de la cabaña Don Pedro. El tercer lugar fue para la vaquillona mayor colorada de “La Rubeta” (Rubeta S.A., Monino S.A. y Frigorífico Modelo de Uruguay).