Ambas cotizaciones muestran una significativa mejora del IME en la zafra actual. Expresado en dólares estadounidenses el indicador logró valorizarse 17,5 %, mientras que en su moneda local lo hizo 16,6 %.

Las lanas finas han sido las responsables de este significativo aumento. La demanda se ha enfocado —específicamente en la segunda mitad de la zafra— en las lanas de menos de 19 micras, que en algunos casos se capitalizaron más de 50 % en esta zafra. No obstante, durante las dos semanas previas al receso actual esas mismas lanas acusaron un ajuste a la baja, pero de todas maneras el mercado encontró sustento en las lanas Merino, de entre 19 a 22 micras.

El gran ausente de esta zafra fue China, por lo que las lanas medias han sufrido que su principal demandante no esté activo en el mercado, llevando a que ese tipo de fibras tenga un nuevo equilibrio de valores.

No obstante, los nuevos datos del crecimiento económico del gigante asiático pueden revertir esta situación, aunque por el momento no se ha manifestado de esa manera.

En lo que va de la zafra se han comercializado más de 1,4 millones de fardos, lo que, de mantenerse los niveles de oferta que se veían hasta la semana pasada, hace pensar que el volumen de ventas podría estar en el eje de los 1,7 millones de fardos hacia el final de la zafra.

La gráfica muestra claramente como la cotización del IME está incidida en gran parte por la cotización de las lanas de 21 micras, pero a su vez, desde la segunda mitad de la zafra, el repunte que mostraron las lanas más finas fue el factor determinante en la escalada del indicador

Tardáguila.