Cierres dispares para los granos este lunes,
24 de julio de 2018Semana de baja actividad en el Mercado Modelo
24 de julio de 2018Juan Elizalde y Sebastián Riffel analizan el impacto de los actuales precios de exportación de la categoría sobre el margen bruto de la cría. “Existe una contradicción, si se vende a valores altos, los planteos con 60% y 80% de destete obtienen resultados similares, desincentivando la eficiencia”, advierten los especialistas.
En un marco de fuerte crecimiento de las exportaciones argentinas de carne, China se lleva más de la mitad del total embarcado, comprando cortes de menor valor comercial, en buena medida provenientes de vacas manufactura y gordas. Con ello, si bien hay una baja del precio FOB por tonelada promedio, los mayores volúmenes favorecen la entrada de divisas al país. Juan Elizalde y Sebastián Riffel sostienen que el criador, cuyo ingreso depende de la composición de sus ventas, o sea terneros y vacas vacías, y de sus respectivos valores, también debería beneficiarse de estos ‘años de vacas gordas’. Para analizar si esto realmente ocurre, los especialistas ‘modelizaron’ el impacto de la actual mejora del precio de la vaca de descarte en el margen de diferentes planteos criadores.
Una de las premisas consideradas, es que al aumentar la tasa de destete se incrementa el margen bruto de la cría por la mayor participación de terneros, de precios más elevados, en la estructura de las ventas, en desmedro de la proporción de vacas vacías, de menor valor. Esto se puede observar en el gráfico que muestra los resultados productivos y económicos de un modelo de cría pampeano, con 0,7 EV/ha de carga, según diferentes porcentajes de destete.
En teoría, un aumento en el valor de la vaca exportada a China debería mejorar el margen bruto de la cría. Sin embargo, si la vaca se descarta por haber quedado vacía no destetará terneros en los próximos ciclos. Habría que preguntarse, entonces, si la suba del valor de esa vaca vacía compensa el logro de un mayor destete, lo que implicaría incrementar el margen por vender más terneros a futuro.
Vacía versus preñada
Si se parte de la base de que una vaca se mantiene en el planteo para producir terneros, el objetivo del criador es preñarla, ya que para eso estuvo todo el año consumiendo alimentos. Con esa visión, el valor intrínseco de una vaca preñada debería superar al de la vaca vacía, de modo de incitar a una mayor producción de terneros y sostener una actividad económicamente viable.
Inversamente, si el valor pagado por la vaca vacía supera al de la vaca o vaquillona preñada y éstas se destinan a faena, se desalienta el logro de altos porcentajes de preñez. En estos casos, a la hora de hacer el tacto, en lugar de lamentarse un mal resultado, se festeja el fracaso. Este panorama se da tradicionalmente en Uruguay, país con bajos índices de preñez, donde la cría basa su margen en vender la vaca vacía, muy valorada por el consumo interno además de la demanda de China.
Por otro lado, si el precio de la vaca de exportación se acerca demasiado al del novillo se da otra paradoja. Se desestimula la producción de esta última categoría dejándola para cuando se vendan las vacas, tal como sucede actualmente en la Argentina.
Asimismo, si las vacas vacías hubieran quedado en el rodeo, hubiesen dado, en promedio, medio ternero por año. Y si estas vacas no son reemplazadas por vaquillonas preñadas, podría ocurrir una disminución gradual en la cantidad de terneros tanto a nivel del rodeo como en el país.
Años de vacas gordas
Con estas reflexiones, el estudio Elizalde & Riffel evaluó modelos de cría tradicionales, como se dijo, con una carga 0,7 EV/ha, destete en marzo-abril, con venta del ternero excepto reposición y primer servicio de vaquillonas a los 27 meses de edad. El ternero se vende a $45/kg por kilo, menos 3% gastos comerciales y un desbaste del 3%. Sobre estos planteos, se analizaron los resultados con diferentes porcentajes de destete, del 50% al 90%, y dos precios para la vaca vacía: $20/kg y $30/kg.
Como se ve en el gráfico, si el precio de la vaca vacía es alto ($30/kg), los mejores resultados se logran vendiendo la vaca gorda, aún con destetes del 90%. Lo más preocupante, es que ese alto precio, tiene gran incidencia en planteos con bajos porcentaje de destete (60%), que se ven ‘premiados’; y un impacto mínimo en lo de altos porcentajes de destete (90%). Esta situación hace pensar que si no sube el precio del ternero en relación al de la vaca gorda, la eficiencia de la cría está en peligro.
En contraposición, si el precio de la vaca vacía es bajo ($20/kg), los mejores resultados se logran con altos destetes (90%) dado que la incidencia de las pocas vacas vacías que se generan tiene un efecto marginal. En este caso, el sistema funciona sobre la base de producir más terneros, más allá de comercializar barato esas pocas vacas vacías.
Para los porcentajes de preñez intermedios (60 a 80%), el vender la vaca a altos precios puede desestimular el logro de más terneros, ya que el margen aumenta notoriamente de acuerdo al mayor valor de la vaca. En concreto, daría lo mismo vender refugos que terneros para obtener igual margen, lo cual tampoco incentiva a aumentar la cantidad de vacas preñadas.
Los planteos que tienen destetes muy bajos (50 a 60%) siempre generan malos resultados económicos, independientemente del precio de la vaca vacía. El valor de venta de la vaca refugo tiene bastante incidencia (sube de 5 a USD 65), pero aun así los márgenes son inferiores a los de mayores porcentajes de destete.
En síntesis
Altos precios de vacas vacías no incentivan a producir con eficiencia ya que los resultados económicos son similares para un rango de 60 a 80% destete. Por el contrario, precios moderados exigen lograr destetes superiores al 80% para obtener márgenes satisfactorios. Es decir, que existe una contradicción entre vender vacas a buen precio y el estímulo a criar más eficientemente. Para salir de este círculo vicioso, sería deseable que los terneros de invernada mejoren sus valores relativos, lo que se traduciría en importantes beneficios para el criador y para el país.
Por Ing. Agr., M. Sci. Sebastian L. Riffel
Ing. Agr., M. Sci., Ph.D. Juan C. Elizalde
Valor Carne.